
Hoy último día, para que el público disfrute de las “Experiencias Artesanales”, uno de los espacios más visitados y significativos de la XLV Feria Nacional de Artesanías, ubicado en el área de Tapices en el Centro de Convenciones ATLAPA.
Este “Pabellón de Experiencias” reúne a portadores de saberes ancestrales de todo el país: pueblos originarios, comunidades afrodescendientes y tradiciones mestizas, quienes comparten sus conocimientos a través de talleres interactivos y demostraciones en vivo.
Los asistentes pueden aprender técnicas como el moldeado de piezas de barro con arte precolombino, el trenzado de fibras y la cestería tradicional emberá, la elaboración de molas y winis guna, la pintura corporal wounaan, el tallado en madera naso, el trabajo en cuero para cutarras, las máscaras del Diablo Congo, la bisutería bri bri, el tallado en calabazo ngäbe buglé y las interpretaciones culturales de durags y turbantes afrodescendientes.

Más que una exhibición, estas experiencias crean un puente entre generaciones, permitiendo que los visitantes no solo observen, sino también se involucren en los procesos creativos que mantienen vivas las tradiciones del país.
“Es un espacio para que todos podamos conectar con nuestras raíces y entender que cada pieza artesanal es portadora de historia, identidad y futuro”, destacó la Dirección Nacional de Artesanías del Ministerio de Cultura, entidad organizadora de la feria.
Norma Dickson, artesana orfebre: “Me ha ido muy bien. Tengo seis contratos fijos para convenciones y, para mí, esta feria es espectacular”.
Rolando Marín, artesano de la cultura bribri (Bocas del Toro): “Trabajo el tallado de totuma y madera, así como bisutería: collares, pulseras y aretes. También elaboro productos derivados del cacao, como chocolate y manteca de cacao, además de canastos como el motete.
Para nosotros es importante visibilizar nuestros productos ante todas las personas que nos visitan. Llegar aquí y exponer lo que traemos es significativo tanto para el país como para quienes nos ven. Hacemos un recorrido de 12 horas, más una hora adicional para llegar desde las comarcas.”
Joskar De Gracia, artesano de la provincia de Colón: “Confecciono indumentaria del Diablo Congo de la provincia de Colón. La experiencia ha sido maravillosa y espero poder repetirla cada año de mi vida, mientras tenga salud y disposición. Es algo que emociona profundamente. Necesitamos más ferias y que nos faciliten el acceso a los colegios para enseñarles nuestras tradiciones.”
Daniel Murillo, artesano de La Arena (55 años) “La experiencia de enseñar al público ha sido maravillosa. Ellos vienen y se llevan la pieza que han hecho, y eso les da un valor especial. En el pueblo somos muy pocos los artesanos que seguimos trabajando estas técnicas. Continuamos pintando como lo hacían nuestros antepasados; estamos haciendo lo que nos hace ser panameños, y eso me llena de orgullo.”