 
                La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) y el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap) presentaron el Diagnóstico del Sistema de Conocimiento e Innovación Agropecuaria de Panamá, un estudio elaborado con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
El diagnóstico busca impulsar una reflexión entre los actores del sector agropecuario y promover un diálogo nacional sobre la necesidad de modernizar el sistema que genera y comparte conocimientos en este campo. La meta es fortalecer la capacidad del país para enfrentar los desafíos actuales y futuros del sector, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, inseguridad alimentaria y las brechas tecnológicas.
El estudio revela que Panamá cuenta con un ecosistema diverso y con gran potencial para avanzar hacia un modelo más articulado y participativo. En el país existen instituciones públicas sólidas, personal técnico capacitado y una amplia variedad de actores —del sector privado, la cooperación internacional y la sociedad civil— que pueden trabajar juntos para impulsar la innovación a favor de un sector agropecuario más resiliente al clima, más amigable con el ambiente y más incluyente.
Actualmente, el sistema panameño mantiene un enfoque convencional, donde los investigadores producen el conocimiento, los extensionistas lo transmiten y los productores lo reciben. Sin embargo, este modelo difusionista ha mostrado limitaciones en atender la diversidad de los productores y de los territorios, así como los retos contemporáneos del sector.

Siguiendo el enfoque de Sistema de Conocimiento e Innovación Agropecuaria (AKIS, por sus siglas en inglés), se propone pasar de un sistema actualmente fragmentado, con gobernanza débil, hacia un modelo más colaborativo, integrado e inclusivo, donde todos los actores —productores, científicos, técnicos, educadores y formuladores de políticas— contribuyan a generar y compartir conocimientos. Este modelo promueve el reconocimiento de los saberes locales, la cocreación de soluciones adaptadas al mundo real, el aprendizaje conjunto y la innovación basada en la demanda de los usuarios finales.
De acuerdo con el diagnóstico, Panamá puede transformar su sistema agropecuario en uno más dinámico, inclusivo y resiliente, capaz de ofrecer respuestas más efectivas a las necesidades de los productores, especialmente de aquellos que enfrentan condiciones de vulnerabilidad social, económica y climática.

 
                             
                             
                             
                            