octubre 13, 2025
Salud cardiovascular 1

El aumento de estas cifras durante los últimos años obedece en gran medida al crecimiento y envejecimiento de la población de América Latina, así como también al incremento de factores de riesgo cardio-metabólicos, como son la presión arterial alta, el colesterol elevado, la diabetes mellitus , la obesidad y el uso de tabaco, indicadores que están presentes en más del 50% de los casos de enfermedad cardiovascular, pero que con estrategias de prevención y control pueden disminuirse, mejorando significativamente las esperanzas de vida de la población, según registra un estudio reciente publicado en The New England Journal of Medicine.2

En Panamá, las enfermedades cardiovasculares representan el 30% de todas las muertes registradas anualmente3, superando otras causas como cáncer, enfermedades infecciosas, entre otras. Autoridades y expertos nacionales han identificado como desafíos prioritarios el crear conciencia en la población sobre la importancia de mejorar los hábitos de alimentación y reducir factores de riesgo como la obesidad, sobrepeso y la hipertensión. En esta línea Panamá viene implementando desde 2018 la iniciativa HEARTS, cuyo objetivo es abordar desde la atención primaria los factores determinantes para el control de la hipertensión y el riesgo cardiovascular4.

“La prevención sigue siendo lo más importante para disminuir los riesgos de estas enfermedades. Hay que prestar atención a señales como dolor torácico, presión en el pecho, entumecimiento en piernas y/o brazos, falta de aliento, mareos, vértigos, desmayos, debilidad o fatiga, fiebre, tos seca o persistente; y asistir a consulta médica para detectar qué tiene y recibir tratamiento de manera oportuna”, enfatizó el doctor David Rodríguez, cardiólogo y Gerente médico de Adium Centroamérica y el Caribe.

Conoce los factores de riesgo y cómo controlarlos

Hipertensión arterial: Se define hipertensión arterial como la presión arterial por encima o igual a 140/90 mmHG según guías europeas, y las guías americanas recientemente bajaron este límite a 130/80 mmHg, y es uno de los principales factores de riesgo para muertes por enfermedades cardiovasculares. Afecta aproximadamente al 35% de la población de 30–70 años en las Américas y muchas personas no saben que la padecen, pues no presenta síntomas. Controlarla puede evitar muertes y discapacidad, siendo la reducción del consumo de sal y tabaco las medidas más efectivas para su disminución.1 Si se tiene antecedentes familiares o factores de riesgo, la clave es controlarla con más frecuencia.

Colesterol Elevado o dislipemia: Es un enemigo silencioso, ya que daña las arterias y aumenta la probabilidad de infarto y accidente cerebrovascular. Se caracteriza por niveles elevados de colesterol total, LDL (“colesterol malo”) o triglicéridos, y/o niveles bajos de HDL (“colesterol bueno”). En la mayoría de los casos, es prevenible y controlable con cambios de estilo de vida y tratamiento médico oportuno. Para prevenir su aparición se recomienda preferir vegetales y grasas saludables, evitar las grasas saturadas, realizar actividad física diariamente, dejar de fumar y realizarse controles de laboratorio de forma periódica.2

Tabaquismo: El consumo de tabaco es un factor de riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares, ya que el humo del tabaco es una mezcla que contiene aproximadamente 5.000 substancias químicas, siendo el monóxido de carbono (CO) y la nicotina las dos moléculas más directamente relacionadas con la aparición de las complicaciones circulatorias. La nicotina, en particular, afecta el sistema cardiovascular generando un estado de hipercoagulación, aumentando el trabajo cardíaco, alterando el metabolismo de los lípidos, entre otros efectos nocivos.3

Obesidad y sobrepeso: Se estima que la mitad del riesgo de desarrollo de enfermedad cardiovascular asociado con la obesidad está relacionada con sus efectos sobre los niveles de factores de riesgo metabólicos, como presión arterial, colesterol y glucosa. De esta manera, tener un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 kg/m², se asocia con un riesgo relativo de enfermedad cardiovascular un 46 % mayor en hombres y 64 % mayor en mujeres. Mantener un peso saludable, es decir un IMC inferior a 25 kg/m², puede reducir considerablemente el riesgo cardiovascular de una persona.4

Inactividad física: Las personas con actividad física insuficiente enfrentan un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, en comparación con quienes realizan al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos deben realizar semanalmente 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa, para beneficiarse de la reducción del riesgo de enfermedades no transmisibles y mejorar su salud y bienestar.5

Hoy más que nunca, escucha a tu corazón: prevenir está en tus manos. Adoptar hábitos saludables, mantenerse activo y alimentarse de forma equilibrada son pasos esenciales, pero la consulta médica periódica sigue siendo clave para detectar a tiempo factores de riesgo y cuidar lo que más importa: tu vida. Porque cada latido cuenta, impulsamos el acceso a tratamientos innovadores que acompañan a millones de personas en su camino hacia una mejor calidad de vida.

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