agosto 14, 2025
Vaginismo photo

Sentir dolor o una fuerte tensión durante las relaciones sexuales no debe considerarse normal. Tampoco lo es evitar realizarse los exámenes ginecológicos o sentir ansiedad ante el uso de tampones o tratamientos vaginales. Estas señales, muchas veces silenciadas, pueden estar relacionadas con una disfunción sexual llamada vaginismo.

“El vaginismo es una contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que rodean la entrada vaginal, lo que dificulta o impide la penetración”, explica el Dr. Saúl Barrera, director médico de IVI Panamá. “Esta condición puede coexistir con el deseo y la excitación sexual, pero limita el coito con penetración y, por ende, reduce la posibilidad de lograr un embarazo de forma natural”.

Se estima que entre un 5 % y un 17 % de las mujeres adultas en el mundo podrían estar afectadas por vaginismo. En Panamá, datos recientes indican que el 40,9 % de las mujeres presentan algún tipo de disfunción sexual, y que el 17% de estos casos se relacionan con dispareunia o vaginismo, según registros realizados en América Latina.

Un obstáculo físico y emocional que cuenta con tratamiento

Aunque el vaginismo no afecta directamente el aparato reproductivo, es decir, no compromete la ovulación, la calidad de los óvulos o el útero, sí puede dificultar la concepción por vía natural al impedir las relaciones sexuales con penetración.

El Dr. Saúl Barrera, indica que “las causas pueden ser físicas o psicológicas, pero en la mayoría de los casos están relacionadas con factores emocionales como miedo, ansiedad, baja autoestima, educación sexual deficiente, o experiencias traumáticas, incluyendo abusos”. También existen causas fisiológicas menos comunes, como infecciones vaginales, inflamación de las glándulas de Bartolino, himen rígido, úlceras, trauma postparto, disminución de estrógenos especialmente durante la menopausia o incluso tumores pélvicos.

Los síntomas del vaginismo varían según el grado de tensión vaginal: dolor, ardor o escozor durante la penetración, dispareunia, palpitaciones, dificultad para respirar, espasmos musculares en piernas o zona lumbar y, en consecuencia, pérdida de libido.

“Existen dos formas principales: el vaginismo primario, cuando la mujer nunca ha podido mantener relaciones sexuales con penetración, y el secundario, cuando la dificultad aparece después de haber tenido relaciones normales en el pasado”, detalla el especialista.

Una condición con solución desde un enfoque integral

Afortunadamente, el vaginismo tiene tratamiento. “Con un diagnóstico temprano y un abordaje interdisciplinario que incluya ginecología, psicología y fisioterapia del suelo pélvico, muchas mujeres pueden retomar su vida sexual y cumplir su deseo de ser madres”, manifiesta el Dr. Barrera. El tratamiento puede incluir terapia cognitivo-conductual, uso progresivo de dilatadores vaginales, educación sexual y técnicas de relajación.

En casos donde la penetración no es posible o el tratamiento no ha sido suficiente, la reproducción asistida representa una alternativa segura y efectiva. La inseminación artificial que introduce los espermatozoides directamente en el útero o la fecundación in vitro donde se fecundan los óvulos fuera del cuerpo, permiten lograr el embarazo sin necesidad de mantener relaciones sexuales. Estas opciones se adaptan a cada paciente de forma personalizada.

Desde IVI Panamá, el llamado es claro: hablar abiertamente de este padecimiento, dejar de vivirlo en silencio y buscar ayuda profesional. Contar con un diagnóstico certero del vaginismo y un equipo especializado para el tratamiento adecuado puede marcar la diferencia en la calidad de vida femenino y el proyecto de maternidad de muchas mujeres.

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